domingo, 26 de abril de 2009
Pequeño fragmento
martes, 17 de febrero de 2009
Tu poema
domingo, 15 de febrero de 2009
En el olvido. Cuento de un día que no existió en tu vida.
Aún recuerdo el día, pasaste por mí y huimos de la ciudad por si acaso los curiosos y entrometidos nos fueran a ver. También aprovechamos para estar, por fin solos.
Me llevaste a un pueblo cercano en tu coche destartalado. Estaba nerviosa y no podía quitarte la vista de encima, por fin estaba contigo después de largas esperas. Dicen, que con mirar a una persona por un par de minutos, puedes memorizar su cara. Aún recuerdo la tuya sonriendo con tus ojos y prestando atención al camino. No puedes hacer más de dos cosas a la vez. Ningún hombre puede. Nerviosamente me mirabas de reojo, puesto que, tal ves mi mirada era demasiado exigente y profunda a la tuya.
Nos perdimos en la plática y en el camino. Empezamos a ver puro pastizal y ganado. Estuvimos apunto de decidir seguir sin retorno. Sin premuras. Olvidando todo. Me arrepiento de no haberlo hecho, aunque… tal vez, me hubiera arrepentido si lo hubiéramos intentado.
Retornamos a caminos conocidos. Mientras me contabas no se que cosas, trataba de tomar tu mano y manejar contigo. No puedes hacer dos cosas a la vez.
Llegamos a orillas de un lugar, que si no ha de haber sido por estar al lado uno del otro, nos hubiera parecido todo excepto romántico e ideal. Tropezaba torpemente y a propósito con tal de tener el pretexto ideal para acercarme más a ti. El camino me ayudaba.
Por fin, hice lo suficiente para acercarme a tus labios. Cómodos, suaves y a su vez tersos, no quería despegarme de ahí. Eran perfectos tus besos. Aún los comparo.
Olvidaste tu libro. No pudiste leerme al oído lo que me prometiste. No sabíamos ni qué hacer en el lugar desolado, seco y caluroso, hasta que un joven lanchero se acercó por la comida del día ofreciéndonos la vuelta. Nos subimos y parecía que navegábamos en un velero hacia el ocaso. No podía creer que por fin estaba ahí, contigo. Después de todo ese tiempo ignorando nuestras entrañas.
Duró la vuelta un poco más de 30 minutos, me parecieron mucho menos. La Tierra conspiraba con dar más rápido su rotación cuando estaba junto a ti. Tienes el poder de acelerar el tiempo a pesar de las veces que te pedí que hicieras el efecto contrario. Nunca lo pudiste hacer. Aún, te lo reprocho.
Nos besamos 5 veces. Sí, memoricé el número de veces que lo hicimos. ¿Cómo esperabas que no los contara? Ya te he dicho que fueron perfectos.
De nueva cuenta, nos sentamos en tierras secas y duras. Solamente nos sentamos y platicábamos, de vez en cuando me besabas, y la Tierra volvió a hacer lo suyo. Regresamos por donde venimos, como si fuéramos unos desconocidos nos despedimos. Todo había acabado. Demasiado rápido.
¿Recuerdas ese día? ¿Recuerdas lo que te dije después? Aún lo mantengo en pie. Seguiré esperando a estar arrugada por tenerte, por llamarte mío. Te esperaré toda una vida y encontraré cuando encarne en otro animal.
El primer problema es que, amor mío, ese día nunca pasó. Solamente lo vi en sueños y se desvaneció. Desperté en mi cama sudada sin ti. Soñé tus labios, tus manos y tu mirada. Soñé tus ilusiones, tus pasiones, tus abrazos y caricias. ¡Cuánto daría por que hubieras sentido lo mismo que yo, por que lo hubieras vivido! Por eso te lo cuento, para que tal ves, tu también lo recuerdes aunque pareciera que nunca lo viviste.
El segundo problema es que, todo esto… quedará en tu olvido. Y yo, seguiré esperando el día… en que seamos gatos.
viernes, 13 de febrero de 2009
Mira atentamente
blancas, brillantes, lejanas;
contempla su belleza ufana
profunda, sublime y olvidada.
La noche te envuelve
y el Sol se extingue
el azul sucumbe
y el negro persiste
pero ellas inmutables
bellas, perpetuas, divinas,
majestuosas, lejanas y sombrías.
Soledad absoluta.
Contempla la muerte de tu locura
y la agonía de tu vida
¡aquí nada perdura!
y se desvanece tu alegría.
Tus demonios se pierden,
tu soberbia fenece,
tus angustias sucumben
y tu virtud desaparece.
¿Comprendes tu pequeñez,
lo absurdo de tu orgullo
y lo efímero del placer?
¡Terrible conjuro!
Nada hay real
que no sea banal.
Vuelve abajo,
detén tu sollozo,
veme a los ojos
y toma mi mano.
Somos iguales,
soy tu hermano;
vivimos el mismo oleaje,
tu destino lo comparto.
¿Lo ves ahora?
Mi voz te habla
Esta es la caja de Pandora
Aquí está la esperanza
Belleza inefable,
canción sublime,
con un solo mensaje
que habla y redime.
Soy yo tu esperanza
y tu mi única alegría
llénate de confianza
regresa a la luz del día.
Para mi sólo tú vales la pena
si no te amo, mi hermano,
no hay nada que tenga
y mi vida sería en vano.
miércoles, 28 de enero de 2009
Gracias Mely
El Lector
martes, 27 de enero de 2009
Acerca de la ignoracia a la utilización de las palabras que realmente no sientes
Y … me dices que me amas pero, llegado el momento, ¿Mejor te retiras? metes tu pito entre las patas y eso es todo, solamente lo aceptas.
Buena suerte y hasta luego.